Ecos de Kathmandú

Esto es un diario en retrospectiva, la historia de un mes de voluntariado en Nepal, una guía de pensamientos y vivencias que necesitan espacio para respirar agusto, demasiado pequeñas para una sola mente...

martes, 31 de julio de 2007

23/06/07



Bhaktapur, la ciudad de los creyentes


Hoy me he despertado con el estómago fastidiado. Probablemente será algo que he comido, pero es difícil saber qué (todo parece que te sentará mal...). Aun así intentaré ir a Bhaktapur, ahora que tengo tiempo.
Ayer me sorprendió saber que construir una clínica aquí cuesta unos 48000 rupias sólo (unos 500 euros). La mitad la pone la comunidad, y la ONG el resto. Es decir, con el dinero que he pagado se construye una clínica aquí, más o menos. Es increíble cómo, con tan poco, se consigue tanto. Con el dinero que a nosotros nos parece ridículo (ridículo para construir algo, claro) se puede ayudar a que miles de personas tengan una mejor vida. Da que pensar, en serio. Hoy me he sentido algo mal por ello.


Al final fui a Bhaktapur, y Sanju me pidio que la dejara ir conmigo. No me importó, así tendría traductor. Además nunca había ido, y no tienen la oportunidad de moverse mucho. No sólo por el dinero, porque ir a Bhaktapur es barato (10 rupias), sino porque se ve mal que una chica vaya sola por la calle, no pueden viajar casi.
La ciudad en sí es increíble. Lo mejor que he visto por Nepal. Es la esencia de la vida de aquí. Una ciudad que no ha cambiado casi en los últimos 500 años. Andar por sus calles era como remontarse a una vida más sencilla y humilde.
Aquí y allá pequeños artesanos trabajan con sus manos, como lo hicieron sus antepasados y como lo hará su descendencia. El sistema de castas sigue arraigado en estas gentes.
La pagoda de 5 pisos impresiona, y la escalinata no menos, sobre todo cuando se ve desde arriba. La decoración del palacio está tan detallada que podría pasar días descubriendo cosas nuevas. Una pena que no se pudiesen hacer fotos. Sí las hice a las dos estatuas de Shiva y Parvati, de los que se dice que son tan bellas que al artista que las creó le cortaron las manos para que no pudiera crear otra obra similar.
Es una ciudad por la que da gusto pasear. Lo malo es que estaba un poco mareado y con el calor estaba cansado. Aun así, me gustó mucho.
Tuve que pagar 750 rupias para entrar, una burrada aquí y en cualquier lado, pero me vieron cara de turista. Me corto mucho a la hora de gastar pelas aquí, precisamente por lo que digo arriba (lo de la clínica). Aquí no están como para derrochar, y no me apetece de ir de turista sobrado (ni soy turista, ni estoy sobrado de pasta xD). Por ello, para comer nos fuimos a un restaurante local un poco cutre, donde comimos por 25 rupias bien agusto (ni lo acabé de tanto que era... menos de 30 centimos!). Y es que a Sanju le parecía caro, por ejemplo, unos espaguetis carbonara (mmm!) por 200 rp (2 euritos). Tal vez si hubiera ido solo lo hubiera pagado, pero ya lo he dicho, aquí no andan muy sobrados.
A la vuelta me hubiera gustado parar en Thimi, ciudad de alfareros, también tradicional, pero no podía con mi cuerpo. No está lejos, así que otro día iré.
A la tarde cayó el primer gran diluvio monzónico, pero duró menos de 30 minutos. Tuve mi última clase, aunque no dimos nada nuevo. Acabamos hablando de costumbres newar.
Sujana me contó que cuando un familiar muere aquí no pueden vestir nada negro, sólo blanco, y guardan luto por un año. Además, en el caso del fallecimiento de su abuela, a su padre no le podían tocar, ni cocinar para él, ni comer la misma comida.
Tampoco podían hablarle, y tenía que dormir en el suelo. No me explicó por qué, pero debe ser un tipo de purificación. Todo esto vino a cuenta de que este año no podía celebrar su cumpleaños, ni ninguna fiesta, por el luto.
Por otro lado, aquí el color de las bodas es el rojo. Las mujeres visten sus saris rojos, tika en la frente, bindis rojos, y una raya roja en la separación del pelo, en la raya al medio.

Veamos si descanso algo, que mi estómago está tonto hoy...
Ah, el terremoto era un bulo de uno que quería poner nerviosa al personal. La policia ya lo ha metido en la cárcel, cosa que me parece algo exagerada. Por si no lo había comentado, hace unos días corría el rumor de que iba a haber un terremoto bestial por aquí, y la gente estaba acojonada. Pero al parecer tenía fundamento, fundamento que luego se vio que no lo era tanto... :P
Fotos del día: Cabra descansando a los pies de un pequeño templo. Detalladísima puerta de entrada al palacio real. Escultura de Shiva, del artista que se quedó sin manos, podeis reconocer a Shiva por la cobra, el tridente, el tambor y el cetro con calaveras. Pagoda de 5 pisos, o templo de Nyatapola, dios al que está dedicado. Curioso anciano asomado a una trabajada ventana de madera. Típicas ancianas conversando a la sombra de un portal.

domingo, 29 de julio de 2007

22/06/07



Kathmandú (Pepsicola)


Pues no mucho, al parecer. Clases y luego visita al lugar de trabajo, que estaba algo más adelantado que la última vez. También vimos un par de clínicas de VSN repartidas por pueblos con pocos recursos (realmente pocos). No eran muy allá, pero era algo y aunque hicieran poco ya era bastante.
Por la tarde he estado vagando por Pepsicola. Con tanto calor estaba algo cansado para pensar en ir a algún lado, y además hay barbacoa a las 5.30 en la cabaña ("The Hut", el restaurante de la rata XD).
En teoría debería tener otra hora de clase, pero intentaré escaquearme...


Y lo hice. A las 5.30 fuimos a "The Hut" y pasamos una tarde agradable. Comimos pollo (o eso espero), panchitos, puré de patatas raro americano (smashed potatoes)... No encontré a Sujana, ni ella a mí, así que no tiene excusas. Aunque ahora me tocará recuperarla algún día por ahí.
Ya voy conociendo a la gente, y son majos. Todavía me cuesta un poco hablar en inglés con soltura, pero poco a poco lo consigo. La barbacoa acabó pronto, pero nos quedamos cuatro por ahí transnochando hasta las 10 (las 10 de la noche! wow!). Eramos Niels, Abe, Christian y yo. Acabamos hablando y bebiendo whisky realmente malo y barato (no se si era White Stag o Trimilti) en un cobertizo donde tiene el puesto un artesano de cerámica. Llovía y no nos queríamos mojar XD. Otro grupo fue a Thamel a pasar la noche, pero no nos unimos, otro finde será.

Como hoy no había mucho que contar hablaré de los transportes públicos en Nepal.

Transportes públicos en Nepal

El tema es el siguiente. Autobuses, lo que se dice autobuses, no hay. Lo que tienes son cacharros ruidosos y fábricas de humo. Unos son buses de hace medio siglo, otros simples furgonetas de hippies con más asientos que espacio, o cacharros de tres ruedas que parecen latas de sardinas (tuk-tuk!).
La cosa funciona así. En un punto determinado de la carretera se paran todos y empiea el papel del captador de clientes. Hay un tío (normalmente jóven, incluso niños que deberían estar en el colegio) que repite incesantemente el destino al que van a todos los que pasan a su lado. Los que quieren subir, suben, los que no, pasan. A él hay que pagarle al bajar, no más de 10 rupias, y es el que, yendo medio colgado de un saliente con el cuerpo fuera del automóvil, dirige al conductor y le dice si puede pasar o si golpea a algún otro vehículo. También lanza improperios a otros que se acercan mucho.
Tu mientras te sientas dentro en asientos polvorientos y sin espacio, o en el tejado, donde se supone que van las maletas (muy incómodo, pero toda una experiencia).
Otra cosa es el claxon, imprescindible. Si no lo tocan cada 10 segundos son malos conductores. Y los hay de todos los tipos: normales, de feria (los típicos de los cacharros o los coches chocones) y peculiares. Así parece que el que tenga el más ruidoso gana a los demás y tiene más clientes.
Merece la pena probarlo, sólo para comprobar cómo meter a 20 personas en una furgoneta del tamaño de una de los hippies, donde caben no mas de 9 personas con poco espacio. Mis piernas no están hechas para ello. Ni el techo, porque claro, cuando te toca ir de pie te das cuenta de lo bajos que son aquí. Mi cuello está dolorido por culpa de medir 1.80 y no 1.60 como es normal aquí... Me ha tocado ir apretado contra gente, oliéndole el sobaco a uno, soportando los tosidos enfermizos de otro en el cuello y los escupitajos sonoros típicos de la zona por la ventana. Aún así, es divertido probarlo.
Así, cuando te quieras parar, con golpear el techo o la pared en cualquier punto se detiene y tu viaje acaba. Puedes respirar de nuevo, aliviado, la contaminación de la ciudad. ¿Paradas? ¿Para qué?

Fotos del día: Sugandha en primer plano, director de VSN, dentro del caseto que se convertirá en la clínica. Clínica cercana, o más bien la sala de urgencias, lo más limpio que se puede conseguir en Nepal. Interior del autobus marrón, cualquier sitio vale para sentarse. Tuktuk en movimiento, algo movido por ello, y autobus marrón detrás. Colorido autobús de los que te puedes encontrar por doquier.

viernes, 27 de julio de 2007

21/06/07



Kathmandú (Pepsicola y Swayambunath)

Hoy me han llevado a ver un colegio cercano, público, donde algunos voluntarios construyeron clases y otras facilidades. Aun así el paisaje es desolador.
En primer lugar, yendo por un camino de tierra me vino un olor conocido, pero no sabía cual, hasta que mi vista y mi olfato se pusieron de acuerdo al mirar a la orilla. No lo había reconocido porque no pegaba nada con el sitio. Y es que justo al lado crecía todo un campo de marihuana salvaje, me olía a porro, claro está, otro de los olores que flota en Nepal.
A parte de la anécdota, por ese camino se llegaba a dos casetos donde había 7 clases, siete clases para unos 500 niños. Sólo había un despacho para todos los profesores. Parecía una sala de reuniones mal hecha. Los niños estaban hacinados en clases enanas, unos 4-5 en bancos hechos para dos, casi sin poder moverse y aguantando para no caerse al suelo. Las paredes que dividían las aulas no llegaban hasta el techo, por lo que las lecciones de distintos profesores se mezclaban, haciendo difícil la enseñanza. Los materiales escolares pobres y escasos, y en algunas aulas se amontonaban al fondo quitando aun más espacio a los alumnos. El techo, de metal, que convertía en horno el aula. Los niños correteaban felices de un lado a otro. Aun con poco eran más afortunados que aquellos que se ven trabajando en los campos al lado del río Manohara.
Muchas dificultades tenía el colegio. A parte de la superpoblación tenía que enfrentarse a la escasez de agua potable, insuficiente para todos, la existencia de sólo 3 baños para 500 y no en muy buenas condiciones. Tampoco tienen muro exterior, y los alumnos se escapan en cuanto tienen ocasión, lo que es un incordio para los profesores y un peligro para los niños. Se me ha partido el alma al verlo, y me he dado cuenta de la INMENSA suerte que tenemos al poder estudiar en nuestros colegios. Son ventajas que no muchas veces tenemos en consideración. Seguramente estos niños valoran más lo poco que tienen.

Cuando iba hacia casa a hacer la colada me encontré con Niels y Stefy y me dijeron si iba al Templo de los monos (Swayambunath, otra stupa) con ellos, y la verdad es que no me lo pensé mucho. Swayambunath me atrae más que mis gayumbos sucios.
Para llegar allí decidimos tomar el bus marrón y luego coger un taxi, más rápido que el bus y si lo divides entre 3 tampoco es tan caro (200 rupias, unos 2 euros entre 3...). El templo está sobre una colina, con unas vistas increíbles del valle y rodeado por vegetación. Las banderas de oraciones literalmente inundan el cielo de árbol en árbol y pequeños templos y monasterios cubren el lugar. La stupa original se fue rodeando de monasterios budistas y pequeños altares que forman el conjunto actual. La leyenda dice que en el lugar donde está la stupa se situaba un loto perfecto que flotaba sobre el lago que antes cubría el valle. Manjusri, el Bodhisattva con la Espada de la Sabiduría del Discernimiento, quería ver el loto de más cerca, así que cogió su espada de sabiduría y de un tajo hizo un cañón en una montaña y drenó el lago. Una vez cerca construyó una estupa donde estaba el loto y fundó la ciudad que se convertiría en Kathmandú. Si la leyenda es cierta la convertiría en la stupa más antigua del valle.
Se respira paz. Estuvimos dando vueltas, sacando fotos, nos metimos en una celebración religiosa con monjes recitando oraciones, trompetas, tambores, olor a incienso y velas. Al estar allí dentro, sentado en un banco para no llamar la atención, te sientes parte del mobiliario y te pierdes en tus propios pensamientos. Un buen sitio donde meditar, si no fuera por los turistas (como yo, pero no yo) que campan estropeándolo todo con sus voces desentonantes. No había muchos, eso sí, a parte de nosotros y unos pocos sueltos. Me gustaría pasar más desapercibido entre la población. Andar por las calles y templos en la piel de un sherpa, newar, indio o tibetano. Al menos me dejarían de mirar con curiosidad.
Había muchos souvenirs y máscaras, pero me han dicho que es mejor Boudhanath para comprar.
Teníamos que volver pronto, porque a las 6 había fiesta en VSN. Cogimos otro taxi, esta vez algo más caro (300rp) pero nos llevaba directo a Pepsicola. Vaya viaje más coñazo. Casi una hora. Un tráfico horrible, un calor agobiante, lluvia, humedad, polución y ruido ensordecedor de los coches. Te estropea toda la paz que podías encontrar en Swayambunath. Es lo malo de Kathmandú. Puedes encontrar zonas de gran paz y quietud, pero sal de ellas y te golpeará la vida moderna en su cara más dura. A veces divierte, pero otras solamente te pone enfermo.
De todas formas, al llegar a VSN todo el mundo estaba sentado en el suelo comiendo, y nos unimos rápido. La gente es maja, alguno más chulillo que otro, pero es que hay muchos americanos, jeje. Por lo general bien. Comimos, bebimos whisky surgido de alguna parte, nos reímos... Vimos un vídeo promocional de VSN que una voluntaria había hecho. A ver si me dan una copia al irme, así como la camiseta! (nota: me dieron el DVD y la camiseta, pero en el viaje se me rompió el DVD, vaya mierda, la camiseta aguanta XD...). Al final nos quedamos los duros hablando hasta tarde (las 9! wow!) que aquí atardece pronto, ya os conté.
¿Qué haré mañana? Buena pregunta...

Fotos del día: Niños en el colegio de Manohara, veis que tampoco tienen mucho. Clase ruinosa donde podríamos meter a 50 o 60 niños, imaginaos. Camino que lleva al colegio, sin valla, sin protección y con un campo de marihuana al lado. Stupa de Swayambunath, muy dorada. Banderas de oración por doquier y yo en un árbol con una pose extraña, pero era para mantener el equilibrio XD. Ruedas de oración que rodean la stupa, un león protector y Niels al fondo. Monos, que por algo lo llaman el templo de los monos, algo peligrosos si te metes con ellos. Piedras con mantras escritos en ellos, pone "Om mani padme hum" en tibetano. Fiesta en VSN, con muchos voluntarios en el suelo, hablando, comiendo y bebiendo, estuvo bien. El video es una celebración budista en un monasterio al lado de la stupa.

miércoles, 25 de julio de 2007

20/06/07



Kathmandú (Pasupatinath, Boudhanath y Patán)

Clases acabadas. Mi nepalés va mejorando. Ahora estoy en el bus marrón, parados al lado del templo-cutre de Shiva y su lingam (falo) de dos metros. No os extrañeis de la mala letra (esto lo digo por lo mal que escribo en el cuaderno XD). Ya me voy adaptando a esto. Reconozco calles y edificios, y conozco caminos. Ha sido difícil. Todo era muy nuevo y mis sentidos estaban saturados.

(Mejor caligrafía). Como decía hace 6 horas me voy adaptando. Ya no me asusta tanto meterme de lleno en el ajetreo de la urbe, incluso me gusta. Nuestra visita a Pasupatinath nos llevó, después de un bus y una furgoneta repleta de gente (ya contaré lo de los medios de transporte en Nepal) a un complejo de templos al lado del río. Es el centro hinduísta más grande de todo Nepal, y uno de los más importantes del mundo. No dejan a los occidentales meterse en el interior (una pena) pero puedes pasear por los alrededores y obtener una vista del conjunto. Pagodas gigantes, templos menores, gente purificándose en el río, todo mezclado con el olor del incienso y la carne de los cadáveres quemándose en la orilla. Es extraña la sensación de saber que estás inhalando un muerto, aunque sean sus cenizas. Huele a... bueno, diré que a partir de ahora miraré las barbacoas de otra forma (pegadme, pero en aquel momento me entró hambre... sí, horrible...).

A parte de esto, el ambiente que se respiraba era de pura paz (cualquier cosa es pacífica comparada con el caos del tráfico). Estuvimos sentados en una ladera con bancos y expléndidas vistas del conjunto, oyendo los cánticos de los gurus y viendo a la gente rezar y colocarse tika en la frente (un pigmento rojo que ponen en todo lo que es sagrado para ellos, además de para bendecirse). Los típicos peregrinos de larga barba y tocado naranja se sentaban en cualuqier esquina y murmuraban cánticos a Shiva o a su avatar Pasupati, el pastor de cabras que cuida de todos los animales.


Siempre me ha parecido un poco ridículo (cada uno tiene su opinión) que la gente se tatue la cara de Cristo en la espalda o así, no sé, cada cual tiene su forma de expresar su religiosidad. Cual sería mi sorpresa al ver hoy a un nepalés con Shiva tatuado en el hombro, con tridente, cobra, tambor y todo. Molaba, pero es igual de ridículo...
De ahí fuimos, esta vez en otra furgoneta más pequeña que la del Equipo A pero con más gente dentro (el Equipo A oriental tendría 10 miembros o así, cuanto espacio desaprovechado si no...), a Boudhanath, centro espiritual más importante del budismo mahayana, y la stupa más grande de todo Nepal. Me entró un escalofrío cuando vi los ojos de Buda por primera vez, penetrantes, serenos, infinitos (me encantan), con sus gruesas cejas, el tercer ojo, y la nariz con forma de "ek" (uno en nepalí), unidad. La boca no está, las palabras no son importantes, las orejas tampoco, los cánticos y oraciones tampoco lo son. Sólo el recto contemplar a los 4 puntos cardinales.

Un bosque de banderas de oraciones rodeaban el penacho de la supa dándole colorido al templo inspirado en un mandala (base redonda, cuadrado encima, luego otro piso circular, cuadrado encima y redondo otra vez... os haceis una idea). Lo primero que hice, por supuesto, fue hacer rodar las ruedas de oraciones y rodear el templo en el sentido de las agujas del reloj. Monjes tibetanos se sentaban o rodeaban el templo con gran devoción, algunos simplemente dormitaban en un asiento. Hay una gran comunidad de monjes tibetanos en la zona, digamos que el templo es "suyo" en el sentido de que es donde se reunen. Lo bueno de la temporada baja es que no hay casi turistas, y te puedes meter mejor en el ambiente. A lo lejos alguna trompeta entonaba cánticos budistas y otras voces la acompañaban. Es mágico. Las imágenes, las estatuas, las campanas, ruedas y banderas ondeando. Incluso la sencillez del templo sorprende. Lo malo de las visitas guiadas es que no puedes tomarte tu tiempo para verlo a tu ritmo. Pero para eso está mi percepción espacial y mi memoria para los caminos: Estoy seguro de que volveré. Para verlo mejor y para ir de compras, que vi muchos mandalas bonitos, así como campanas, cuencos tibetanos, ruedas, etc. El paraíso de un turista a precio nepalí y en temporada baja.
Al volver a Baneshwor comimos en un restaurante. Tallarines chinos (chowmien), por fin comida no picante y a buen precio. Me llamó la atención el momo, empanada de pasta con carne dentro. La más conocida es el Buff Momo, con carne y especias (carne de búfalo, claro). Pero al preguntar descubrí otra, Mutton Momo, que está hecho con carne buena, a saber qué le meten a la otra (en realidad, mutton significa cabra, como descubriría más tarde, y por supuesto, es mejor que la de búfalo, porque vamos... muy buena no es).
En este punto Sophie, la guía, hermana de Sujana, la otra hija de Sugandha, nos dejó comiendo porque no se encontraba bien. Debíamos volver a Pepsicola pronto, pero decidimos explorar por nuestra cuenta (más gratificante). Así, como Patán no estaba lejos de Baneshwor (o eso parecía) fuimos andando. Fue un trayecto de una media hora o 45 minutos. Agradable, con pequeños templos surgiendo en cada esquina y sin mucho tráfico pesado (alguna moto y bici había).
No tardamos en llegar a Durbar Square. Impresionante, mucho mejor que la de Kathmandú, más típica, más gente, menos turistas y más templos. Al parecer son más antiguos y los detalles de la decoración son increíbles.
Las fotos dirán más que yo. También vimos un templo por el camino, una pagoda de 4 pisos. Al principio creímos que era Durbar Square, pero al final sólo era un templo aislado. Yo no quería, pero al final entramos. No quería porque los hindús son bastante recelosos en cuanto a extranjeros en sus templos. En cuanto pusimos un pie en el recinto todas las miradas se posaron en nosotros. Yo me senté a mirar todo sin llamar (más) la atención. No me atrevía a haccer fotos, podrían considerarlo un insulto y no quería ver la reacción. Pero al final nada nos pasó, comentarios y miradas furtivas. Al rato, una comitiva funeraria pasó delante nuestro portando un cadáver (es lo que tienen los funerales) cubierto sólo con telas y un séquito de gente con incienso derás. Iban al río a quemarlo, por supuesto.
El templo de los mil budas (Templo Mahabuda), aunque está escondido detrás de una calleja, es precioso. Mil figuritas (o muchas, no se si habrá tantas como reza el nombre) esculpidas por toda su fachada, increíble, como un panal de abejas. Lo mejor de todo es que no había turistas (odio a esos entrometidos occidentales xDD) y podías vivir la ciudad en todo su explendor.
De aquí a Pepsicola, andando. No está lejos. Tardamos unos 45 minutos o una hora, nada que canse. Otro día hay que volver, hay mucho trabajo de bronce y puede ser interesante comprar algo.
Hoy a vuelto el otro inquilino, Christian, de Pokhara. Bueno porque me ha contado cositas y quiero escaparme 3 o más días a visitarlo. Ha traído whisky, que hemos bebido acompañado con Buff, que esta vez estaba seco (una especie de filete deshidratado que sabe a una mezcla de castaña pilonga con la parte más dura de un jamón, salado, duro y reseco... no está mal. Te pones a comerlo y son como las pipas XD).

Fotos del día: Yo y el templo principal de Shiva en Pasupatinath. Vista del complejo de Pasupatinath con cadáveres ardiendo al lado del río. Camino y vistas de Pasupatinath. Primera vista a Boudhanath, impresionante. Pico de Boudhanath y banderas de oración ondeando. Monasterio Tibetano al lado de la stupa. Plaza Durbar de Patán. Ganesha que encontré en un templo escondido. Vaca comiendo frente a un templo de la plaza Durbar. Templo de los mil budas o Mahaboudha. Video que muestra una visión general de Boudhanath.

lunes, 23 de julio de 2007

19/06/07



Kathmandú (Zoo de Patán)

Hoy no hay clase. La hemos retrasado al sábado, que es mi día libre, para que pueda ir al zoo. Estamos en la sala de ordenadores 8 voluntarios, y los que quedan, esperando para el viaje. Será interesante. Esperemos que todo vaya bien. Han comprado golosinas y comida para os niños y la gente está impaciente.


Cuando eran las 13:00 cogimos el bus marrón y nos acercamos a Jadiputi, a la "Sweat shop" (es una tienda de dulces, pero aquí lo escribieron mal y en lugar de "sweet shop" dieron lugar a esa bonita imagen de una tienda de sudor... tal vez es que les cueste mucho hacer los dulces...), donde teníamos que esperar al bus con los niños. Llegaron pronto en un bus marrón, todos apiñados y con cara de emoción en sus rostros. No salen muy a menudo, para algunos era la primera vez que salen del orfanato, y es una gran experiencia. En el orfanato tienen niños desde 2 a 16 años, pero en nuestro caso sólo llevamos de excursión a los pequeños, no mayores de 12 años. Más fáciles de manejar, y los que menos contacto han tenido con el mundo exterior. Como no había sitio los voluntarios tuvimos que subir al tejado.
Una buena experiencia eso de viajar en el tejado de un microbus antediluviano en el tráfico nepalí. Hice un par de videos, fue divertido, más incluso que viajar en el interior del mismo, cosa bastante agobiante. Los cables de alta tensión pasaban rozando, y alguna vez casi nos tragamos una señal de tráfico, esas que no sirven para mucho en tal caos. La gente se extrañaba de ver a tanto occidental subido en un bus, yo también me sorprendería, la verdad.


Bueno, al llegar al zoo y pagar la entrada nos repartimos a los niños. Son todos geniales, muy agradecidos y cariñosos. Al menos los que me tocaron a mí. Por lo general los pequeños están faltos de cariño y son más abiertos a cualquiera nuevo que llegue, supongo que esperan atraer su atención para que los lleven con alguna familia en vez de quedarse en el orfanato. Los mayores, sin embargo, son más reservados y cuesta mucho llegar a ellos. De vez en cuando te sorprenden con una sonrisa o con palabras de afecto, pero son días aislados. Estos ya empiezan a darse cuenta de lo cruel que es el mundo, sobre todo si no tienes a nadie. Bueno, yo fui con cuatro, que me agaraban de la mano y me abrazaban cuando podían. Casi se peleaban por ver quién me daba la mano a mi. Son un encanto. Los llevamos a ver animales, corrían de un lado a otro, con el consiguiente agobio de controlarlos a todos, pero se lo pasaron bien. Luego los dejamos jugando en los columpios mientras descansábamos de sus tirones y voces, que ya tenemos una edad y no podemos seguirles el ritmo...
Eso sí, el zoo era horrible. Una verdadera cárcel. Pobres animales, metidos en jaulas minúsculas y agobiantes. Se les veía aburridos y tristes. Tampoco había tantos, menos mal, pero me sirvió para contemplar la fauna de nepal (animales raros de montaña, los osos negros o balús, tigres, rinocerontes, hipopótamos, elefantes...). Vamos, hubiera preferido observarlos en la naturaleza, como en los parques naturales de Chitwan, en vez de detrás de esas rejas oxidadas.
A continuación les compramos una pelotra y estuvieron jugano un buen rato, yo incluido. Hacía mucho que no jugaba al fútbol, pero demostré que todavía me queda algo de juventud XD. Todo salió a la perfección, los niños comieron, se divirtieron y vieron algo más que las paredes de su orfanato. Chan, la voluntaria que tuvo la idea, pudo respirar aliviada, pues nada salio mal y les dejó un buen recuerdo a los niños, y a nosotros. Me dio pena despedirme de ellos, se hacen de querer, pero al menos les dejamos una buena vivencia.
Era bonito ver cómo cuidaban los unos de los otros, como una gran familia. Facilitaron mucho a la hora de controlarlos. Hay que pensar que sólo se tienen los unos a los otros, y a los que organizan el sitio. Espero de verdad que tengan un buen futuro, se lo merecen.

Fotos del día: Autobús que nos llevó al zoo y algunos voluntarios subiendo al techo. Los voluntarios ya en el techo del autobús. Huérfanos majetes. Balú agobiado en una jaula minúscula. Foto de grupo de toda la gente que fue, huérfanos y voluntarios. Yo con unos niños y detrás los columpios.

Os dejo a continuación un video que hice en el techo del autobús, así os haceis una idea del tráfico que hay.. fijaos en cómo cruza la gente la calle... os juro que es la única forma de hacerlo... XD

domingo, 22 de julio de 2007

18/06/07



Kathmandú (Pepsicola y Thamel)

Es difícil vivir con el pensamiento de que se olvidan de ti, o que prefieren no recordarte, pero cada uno tiene su forma de evolucionar. Si un recuerdo te duele, como una piedra en el zapato, es mejor sacarlo que andar con él. Yo, sin embargo, no puedo arrancarme trozos de mi vida y pretender que no han estado allí. Siempre me estaría preguntando qué había en ese hueco, ese ente agujereado que llamo yo...
Estoy esperando a mi profe, a ver si empiezo mi segunda clase. A ver si mañana puedo ir a la excursión que se está organizando. Van a llevar a los niños del orfanato al zoo. Puede ser bonito.


Un día duro. Son las 17:10 aproximadamente y acabo de volver de Thamel, el centro de Kathmandú. Ha sido mi primera visita turística, y es genial la ciudad. Estresante, sí, pero de un modo diferente. No podría vivir aquí, demasiada gente, demasiado tráfico, mucho peligro de morir atropellado (y yo me preocupaba de las enfermedades...). Pero mola ver las tiendecitas, las mujeres con sari, los pequeños templos que aparecen en cada esquina o cada plazuela. Budistas e hinduistas en perfecta armonía. Estilo típicamente indio en edificios y pagodas.
Estuvimos vagando por las calles sin pararnos casi en ningún sitio. He intentado hacer fotos a lo que podía. Luego fuimos a Durbar Square, donde está el palacio real. Gracias a la tarjeta de voluntario hemos entrado por la jeta. Es muy bonita, una plaza llena de templos y pagodas, lo menos chulo era el palacio, a mi gusto. Allí estuvimos un tiempo. Tengo que volver yo solo a visitarlo con más calma y a comprar cosas, que he visto muchos puestitos chulos.

Lo malo es que es muy fácil perderse. Todas las calles iguales, muchas y sin orden aparente, pero creo que más o menos me quedé con el camino. Si no es fácil, andas en una dirección determinada y te encontrarás en una calle conocida, o saldrás de Thamel. Si no siempre me quedará el "... kaahaa chha?" (¿dónde está ...?). Ahora tengo que esperar a Sugandha que me tiene que llevar al lugar donde trabajaremos, a 10 minutos en coche. Veamos qué tal. Empezaré el domingo, creo.


El lugar no está lejos, como a 5-10 minutos en moto, que es como fuimos. La verdad, cada vez tengo más miedo a tener algún accidente. Son unos kamikaces. Pues eso, la clínica a construir está en un pequeño pueblo en una colina cercana. Tiene unas vistas increíbles de Kathmandú, sobre todo de Boudhanath y de las montañas del norte. Hoy se despejaron las nubes y pude ver por fin el Himalaya. Me quedé sin aliento al pensar que estaba viendo el Techo del Mundo. A ver si otro día se despejan más y puedo ver otro pedcito de cielo nevado.
Se ve que es un pueblo pobre, con muy poco. Los caminos están fatal. Cuando fuimos estaban ensanchando uno que daba a un acantilado. Niños, adultos, ancianos,... toda la comunidad cargaba con piedras y trabajaba. Nuestra tarea consistirá en aclimatar un cobertizo para que sea un centro de salud. Hacer tabiques, puertas, pintar,... se ve que había mucho que hacer. Ya veremos qué tal se da.

Al final les di las perronillas que llevé y las postales de Salamanca a la familia. Se les iluminó la cara, les hizo mucha ilusión, y me alegro. Para celebrarlo me dieron té negro y una manzana XD. Luego, claro, arroz (dhaal baat!). Esta vez comí a la manera nepalí, con las manos. La madre dice que como bien con las manos, lo que es todo un cumplido. Acabo con algunos granos de arroz entre los dedos, pero nada grave :P.
Me impresiona la poca vergüenza (en el buen sentido) que tienen para preguntar intimidades. Ya me han hecho ponerme rojo en más de una ocasión. Hoy entraron en mi habitación y los niños estuvieron revolviendo y preguntando por todo lo que tenía. Son muy curiosos. Les sorprendió la guía de Nepal, el incienso, el chocolate con almendras (gracias ;) ). Al final acabó entrando la madre y echándoles la bronca los sacó de mi habitación. Pero vamos, no lo hacían a mal, y tampoco tengo nada que no puedan ver XD. Bueno, últimamente me voy pronto a la cama, y como ya son las 9:30 y me despierto con el sol es hora de dormir (no hay persianas y amanece a las 4:30-5, aunque suelo aguantar hasta las 7:30-8, soportando a los jodidos gallos y perros). Mañana, zoo con los huérfanos y viaje en autobús al estilo nepalí (en el techo!!).

Tema del horario

Puede que os sorprenda que me vaya a la cama tan pronto, pero es que comparado con España, las 9-10 ya es casi madrugada. Sólo hay 3:45 horas de diferencia con España, y se hace de noche a las 7 aproximadamente. Y eso que es verano. Por eso todo el mundo está en casa a esa hora. Es de mala educación llegar más tarde de las 7:30-8, ya que los nepaleses no suelen andar por la calle por la noche. Puedes llegar más tarde, si saben exactamente dónde estás y a qué hora volverás (eso sí, no más de las 10, que te dejan entrar porque eres occidental y no sabes lo que haces XD). Hay malos espíritus sueltos, además de otros peligros como perros y demás. Por eso aprovechan las noches para hablar con la familia, cenar y ver la tele los que la tienen.

Fotos del día: Calle poco transitada de Thamel. Plaza Durbar, o parte de ella. Caseto que se convertirá en la clínica. Vistas desde el lugar de trabajo. Vistas del Ganesh Himal ese atardecer, la primera vez...

sábado, 21 de julio de 2007

17/06/07



Kathmandú (Pepsicola, Koteshwor y Baneshwor)


La cama no es muy blanda, pero he descansado. El colchón no tendrá más de cinco centímetros, y debajo hay una tabla de madera maciza, asi que imaginaros. la familia es my simpática. Ayer conocí al padre cuando cenaba. La comida está rica. Se basa en arroz con una salsa de legumbres. Luego pequeños trozos de fruta y carne. Lo llaman "dhaal baat", y debe ser la base de su alimentación porque esta mañana para desayunar lo he vuelto a comer. Menos mal que está rico, si no las pasaría putas...
Lo normal es que al levantarse toda la familia tome té (el famoso chiya, té negro con leche. Al principio creí que tenía canela y otras cosas, pero todo eso es el aroma del té... rico) y luego al rato se desayune. He estado viendo la tele, mucho canal americano e indio, así hablan de bien el inglés los niños, incluso el hindi. Luego Sanju ha estado cantando TNT de AC/DC y me ha hecho cantar una en español.
Ha dolido ducharse con agua fría, pero me ha despertado mucho. Creo que en algunos sitios la calientan con placas solares, pero no sé si aquí lo harán. Si lo hacen me empezaré a duchar cuando haga sol...
Ahora toca esperar a Sugandha, iré luego al banco a por rupias y a ver si encuentro un ciber para mandar un mail a la peña, que el móvil no me funciona, no hay red.

Las clases no fueron mal. Dice mi profe que aprendo rápido. Se llama Sujana, y es la hija de Sugandha. Después de éstas me llevaron a la sede de VSN, que no queda lejos, y conocí a otros voluntarios. Todos tienen más o menos mi edad, lo que demuestra que los jóvenes se interesan más por este tipo de cosas. Sobre todo hay americanos e ingleses. Me dijeron que soy el segundo español que va, lo que implica que en internet encontré el único testimonio que había de un español.
Al final engordaré, estoy todo el día comiendo. Me llevaron a "The Hut", un cutre restaurante de por aquí y probé el momo, una especie de empanada de carne picante envuelta con pasta. No estaba mal. Había uno que se había intoxicado con algo de allí, pero era otra cosa... además me invitaban así que no podía hacerles el feo...
Luego me arrepentí cuando vi que el camarero llevaba en brazos... una rata! que al parecer campan por el tejado. Luego se la puso al hombro y se paseaba por ahí. Nadie parecía escandalizarse salvo los occidentales... pero es que somos muy pijos. Además aquí no son tan grandes como en nuestras ciudades.
La zona donde vivo se llama Pepsicola (me encanta XD), por la fábrica que hay cerca. Es una zona bastante nueva, 6-7 años, y antes había plantaciones de arroz y verduras. Todavía se pueden ver muchas por ahí.


Por fin fui un poco al centro (Koteshwor y Baneshwor, no son exactamente el centro, pero es donde hay más actividad comercial) y me acerqué a un banco. Tengo rupias! El tráfico empeora cada vez más, algún día grabaré algo. Me dio un shock cuando vi una vaca abalanzarse a la calle sin ningún miedo a los coches, yo no me atrevería, pero claro, si me matan a mi nadie iría a la cárcel, pero con la vaca...
Iré a conectarme un poco a internet, que mañana me dan mi horario y empiezo a visitar sitios. Por hoy relax... veremos.

Nada digno de mencionar por la tarde, estuve por la oficina y al final me encontré a Taylor y otra gente. Nos fuimos al sitio de las ratas en el tejado y tomamos unas cervezas (cerveza Everest! 130 rupias un litro, algo carillo). No estaba mal, el sitio es acogedor, y la gente también. Tengo que planear algún viaje a Pokhara, la gente me ha hablado muy bien de esa ciudad.
Por la noche cena en casa. Sanju me dio una vuelta por Pepsicola. El sitio es pobre, bastante, pero tiene cosas para ir tirando. Hay sitios mucho peores cerca, la verdad. Les enseñé fotos de familia y amigos y estaban emocionados. Les encanta la gente con la piel y los ojos claros, lo encuentran atractivo. Comentaron lo alta que era Pilar, lo bonitos que son los muebles de mi casa y lo guapos que somos todos XD. Como veis, son muy majos :P.

Fotos del día: Mi super-colchón. Camarero de "The Hut", muy majo él, pero sin rata. Intensa actividad de Koteshwor. Vacas a punto de interrumpir el tráfico en Jadibuti.