Ecos de Kathmandú

Esto es un diario en retrospectiva, la historia de un mes de voluntariado en Nepal, una guía de pensamientos y vivencias que necesitan espacio para respirar agusto, demasiado pequeñas para una sola mente...

viernes, 31 de agosto de 2007

6/07/07



Río Tirsuli


Esta vez amanecí a las 6 o así. El bus salía a las 7, así que no tuve mucho tiempo para pensarlo. Recogí todo y al bus. Por el camino compré algo de comida, pero nada más.

3 horas después, sobre las 10:30 llegamosa nuestro destino, un casucho abandonado a medio camino entre Pokhara y Kathmandú. Allí esperaban los guías, con todo el material preparado. Aun así tuvimos que esperar a que llegara más gente de Kathmandú y Pokhara. Tardaron bastante y hasta una hora después no estábamos todos con el equipo puesto. Seríamos unos 18 o 20 personas. Unos 9 por balsa. Serían las 12 cuando nos empezaron a explicar las normas básicas de seguridad y las órdenes que nos iría dando el guía para decirnos cómo remar. Disponíamos del chaleco salvavidas, un casco y una pala de remo enorme.

El rafting es increíble. No me lo había pasado tan bien en mucho tiempo. Me tocó delante del todo, y claro, me tragué todas las olas que venían. Pero es genial. Hay veces que nos poníamos verticales, para luego caer en picado. El río estaba calmado por etapas, y lo mejor era cuando ibas tranquilo y veías a lo lejos cómo salía la espuma y cómo chocaban las olas. Entonces te preparabas para lo mejor. Realmente de lejos no parece tanto pero una vez dentro ves cómo de grandes son esas montañas de agua. Impresionante. Tengo que repetirlo.

El río Tirsuli nace en las montañas del Himalaya y va creciendo y uniéndose a otros para más abajo dar lugar al sagrado Ganges. De la corriente que tiene arrastra todo tipo de tierra y suciedad. Así acabé yo lleno de arena. Aun así no tragué agua, menos mal.

El primer tramo duró unas 2 horas y luego paramos en una playa para comer. La comida consistía en una manta sobre la que prepararon unos sandwitches, galletas, manteca de cacahuete (puaj), queso, ensalada, judias, plátanos, mermelada... Vamos, cosas de esas. Como un bufet del terror donde no sabes lo que te va a dar cagalera... y es que vimos cómo lo preparaban todo. No era agradable. Pero bueno, como he dicho muchas veces: En Nepal, no pienses, sólo traga, porque si no te mueres de hambre. Además si no te puedes perder muchas cosas ricas pero con aspecto pésimo.
Después del reto alimenticio lavamos los platos en el río (esto da que pensar, porque los anteriores harían lo mismo y nos estaríamos tragando la mierda del río) y volvimos a la aventura.

Esta vez la cosa mejoró. Más rápidos, más velocidad y dos personas que se cayeron en la otra balsa. La nuestra aguantó las sacudidas, y vaya sacudidas.
El paisaje era impresionante. El río discurre entre montañas enormes cubiertas de vegetación, bosque tropical. Miraras donde miraras podías distinguir una cascada, un riachuelo, un campo de arroz o gente paseando cabras. El guía nos dijo que habitaban tigres en esos montes, pero que no se dejan ver muy amenudo.

Fue una pena no llevar la cámara encima y no poder inmortalizar aquellas vistas. Me lo he pasado como un enano. A ver si poco a poco voy mejorando y puedo unirmea algún viaje en España. Pero todo lo bueno se acaba. A las 3 o 3:30 tuvimos que parar. Recogimos todo, yo me caí al río al bajar del bote (el río engaña, y parecía que la orilla tenía menos profundidad). Así, nos cambiamos de ropa y nos lavamos en una mangera que había por ahí.
Lo siguiente, esperar al autobus. Yo creía que la agencia lo había organizado todo y nos estarían esperando un bus. Pues no. Al parecer, lo que hacíamos era esperar a que un bus al azar fuera a Kathmandú y tuviera plazas. Entonces nos subíamos y ya.
Pero claro, hasta que pasó eso pasarían una hora y media, esperando en un casucho rodeado de cabras, gallinas y el incesante ruido de las bocinas de los coches, motos, camiones y buses que pasaban. Todo bajo el sol abrasador y sin sombra. Unos fueron a Chitwan, otros a Pokhara y unos 7 nos vinimos a Kathmandú.
Claro, saliendo a las 6:30, con más de 3 horas por delante, y un atasco imprevisto a la entrada de Kathmandú acabamos a las 10:30, en plena noche, andando por el centro. Ya he dicho alguna vez que no son horas. Y mi familia ya estaría sobando. Así que la mejor opción era quedarse a dormir en Thamel. No me hacía mucha gracia gastarme más pelas en hoteles, pero menos gracia me hacía despertar a la familia. Además tenía pensado venir a Thamel al día siguiente, y así me ahorraba el viaje de ida. Son cosas del destino, al final todo se arregla y acabas donde querías acabar. De todas formas estoy cansado. A ver si acabo pronto las compras y vuelvo al hogar con el amor de la familia XDDD. Hasta echo de menos el dal baat.


Fotos del día: Material del rafting esperando a sus usuarios. Guias que nos llevarían río abajo, al menos alguno de esos es guía. Yo con todo el equipamiento, con mis pintas y mis ganas de pasarlo bien XP. Balsas descansando al lado del río, en la que veis me monté yo. Cuando paramos para comer en la playita había un montón de niños bañándose y nos miraban curiosos. Aquí están los guías preparando la ¿apetecible? comida, como veis, todo un banquete. Yo con la balsa, el remo y todo calado después de la primera tanda. Aquí estaba esperando al autobús, con el calor y sin esperanza de que la espera acabara pronto. Caseto donde esperábamos, al lado de la carretera con cabras, gallinas, etc. Los "suertudos" que se fueron primero a Chitwan, claro, en el techo, todo hacinados, alguno arriesgando su vida casi sin apoyo en un viaje de más de 2 horas.

lunes, 27 de agosto de 2007

5/07/07



Pokhara


Dormí hasta tarde, hasta las 8 o así. Había quedado a las 11, así que me sobraba tiempo. Fui a desayunar a un garito de al lado que servía barato y en abundancia. Me puse las botas.
A las 11 nos pusimos en marcha hacia las cuevas del norte. El medio de transporte elegido fue el bus. Aunque tuvimos que coger 3 para llegar a nuestro destino, que estaba en la otra punta de la ciudad, en el extremo más norte (más allá no hay casas). Más o menos los chicos del bus (leer medios de transporte en Nepal) nos indicaron bien, aunque era un poco confuso. Aun así tardamos una hora en cruzar la ciudad, y eso que es pequeña. Por el camino un santurrón hindú se me puso delante y murmurando algo ininteligible me puso tika (el tinte sagrado) en la frente, mientras señalaba una estampita de Shiva... extraño, pero oye, queda bien.

La primera parada fue la cueva Mahendra. No es para tanto, nos dijeron que era la más grande y bonita, pero no son más que dos túneles de 20 metros, puede. Además el suelo está embarrado y a veces inundado. Aun así no está mal. Te dejan rondar a tu bola por la cueva, sin ningún tipo de problema. Creo que podría ser más grande, pero hay trozos donde parece que se ha caído parte del techo... muy seguro no parece.

Tardamos poco tiempo en verla. Al salir un tipo nos esperaba y se ofreció para hacer de guía para la otra cueva, la de los murciélagos (miles de murciélagos, dicen los carteles). Nos lo pensamos mientras comíamos galletas y mirábamos como tres niñas trepaban con agilidad a un árbol. El guía nos prometía emoción y aventuras a 100 metros bajo tierra (wow!).

Acabamos cediendo, pero esta estaba mejor, sí. Al llegar cogimos una linterna y nos adentramos en la batcueva. Unos 20 escalones y luego a bajar por la roca. Era emocionante, con toda la humedad estaba todo resbaladizo, y el hecho de estar a punto de caerte a un abismo oscuro es bastante interesante. Pero eso sí, de los miles de murciélagos que reza el anuncio vimos la friolera de... UNO! ¿Por qué? Lo de siempre. Durante el monzón la cueva está muy húmeda y los murciélagos se van por ahí a lugares más secos. Parece que también es temporada baja para ellos. Aun así, la cueva molaba. Una bóveda grande y estalagtitas de esas que tienen las cuevas. El guía nos llevó por rutas extrañas. Tuvimos que trepar por paredes, colarnos por túneles enanos y esas cosas, para al final salir por un miniagujero por el que cabía a duras penas. Estuvo divertido, eso sí, no se lo recomiendo a los claustrofóbicos. Hubiera sido mejor con murciélagos, pero no se puede tener todo. A partir de aquí el día decayó un poco.

Queríamos ir al viejo Bazar, que se supone es el centro antiguo de la ciuad. Tomamos dos buses para llegar a él. No había nada. Alguna que otra cosa antigua, pero eran más bonitas las de Bhaktapur. Lo demás, modernizado, así que perdía el encanto. De bazar tenía los puesttos típicos de fruta, el tío del mango, los del maíz y las tiendas de provisiones que abundan por doquier. Nada que llamara mi atención.
Así pues, un poco cansados y decepcionados por lo último cogimos un taxi (era difícil saber dónde estábamos) y al hotel. Me di una ducha y comí sopa de ramen.
A las 5 habíamos quedado con los del rafting para coger los billetes de bus y que nos explicaran todo. Saldremos a las 7:00 de la "estación" (explanada) de buses turísticos.
Para hacer tiempo me fui a dar una vuelta por la orilla del lago. Es muy agradable, la superficie en total calma y las montañas cubiertas de bosques. Muchos árboles bodhi y templos que casi se meten en el lago o es´tan protegidos por fuertes raíces. En ese momento no hacía calor pues estaba nublado, así que pude relajarme sin miedo a deshidratarme.
Después de la reunión poco más. Empezó a llover de forma monzónica, pero quería ir al ciber. Así que estrené mi chubasquero (este año llueve realmente poco... calentamiento global... malo para los agricultores, que dependen del monzón para subsistir, un desastre) y me interné en la tromba. Me calé, claro, pero era refrescante... lo que hay que hacer por mantener contacto con España.
Ahora estoy esperando a que me traigan la comida a la habitación, que me he tomado el lujo de tener servicio de habitaciones, jeje (hay una cocina en el hotel y puedes pedir, no me mireis mal. Un plato de arroz frito con huevo por 55 rupias, unos 60 centimos... tengo hambre y es más de lo que puedo comer xD).
Luego a la cama, mañana más.
Fotos del día: Vista del lago desde un parquecito con vacas y perros. Señora pescando en uno de los barcos típicos. Interior de la cueva de Mahendra. Yo en la cueva, todavía con tika en la frente, llevo sombrero porque llovía literalmente dentro de la cueva. Salida de la cueva de los murciélagos, no muy espaciosa, no. Impresionante árbol Bodhi, no encontré semillas por mucho que busqué. Vistas del lago y un templo al lado, genial. Otras dos vistas del lago Phewa, me gustaba mucho, qué pasa? xDDD. Ésta es la última visión que tuve de las montañas del himalaya en esa región, por eso merece ponerse, además está bonito.

domingo, 26 de agosto de 2007

4/07/07



Pokhara

Amaneció a las 5. Lo sé porque lo vi. Nos levantamos a esa hora para ver las montañas. Lo malo es que estaba muy nublado y nos desanimamos bastante. Subir y no ver nada es desalentador. El problema es que le habíamos comentado al del hotel nuestra intención de subir, y él se había tomado la libertad de avisar a un taxista amigo suyo que por un módico precio nos subía. Al decirle que estaba nublado y tal nos juró y prometió que sólo eran nubes bajas, que se despejarían pronto. Yo no me fiaba, pero como quería subir aun sin ver nada llegué al acuerdo de que si no veíamos montañas le pagaríamos la mitad. Acabó aceptando. Lo bueno es que tenía razón (lo malo, que nos tocó pagar todo, pero valió la pena). Una vez subimos al puerto de Sarangkot pudimos ver todo el cielo despejado y el macizo del Annapurna mucho más cerca, completo y asombroso. Te quedas sin palabras al contemplar las cumbres de nieve perpetua. Recordar que estas contemplando picos que están a 8000 metros, los más altos del mundo no deja indiferente a nadie. Para subir a Sarangkot hay que ascender la tortuosa escalinata hasta la cima, donde hay un cuartelito militar. Dentro del cuartelito hay un mirador, y dentro del mirador había adolescentes koreanos. Eran majos, pero ruidosos. No hacían más que tomar fotos frikis. Tomé muchas fotos, vídeos y lo que se me ocurrió. Todo el escenario era grandioso. Hasta se podían ver en la distancia las montañas cercanas a Kathmandú. Tuvimos una suerte asombrosa. Durante el monzón es muy difícil encontrar algo así. Una vez admirados fuimos a desayunar a una casa con buenas vistas. Allí, una señora con poca idea de inglés nos atendió, y casi una hora después nos trajo la comida (yo creo que esperaba a que la gallina pusiera un huevo, porque el desayuno sólo era un huevo frito, una tostada y café...). Sin embargo, en ese tiempo estuvimos hablando con un hombrito que vivía en la casa de al lado. Con mejor inglés nos comentó la suerte que habíamos tenido y nos recomendó un trekking de tres horas a un pueblo cercano. Terreno llano, sombra y bosque. No sonaba mal. Así pues, dado que eran las 7:30 de la mañana y sobraba tiempo allá fuimos. Poco aprendimos del día anterior. Por supuesto, el camino era mil veces mejor que la dolorosa subida a la pagoda de ayer. Más plano y un paisaje bonito. Pronto perdimos de vista el Annapurna, pero no el lago Phewa y Pokhara en la lejanía. Se veía cómo a medida que el sol calentaba su superficie grandes masas de vapor formaban nubes, que ascendían y cubrían las montañas, como la espuma de la cerveza rebosando el vaso (hace mucho que no tomo una y por eso me acuerdo XD). Así pues, la primera hora, hora y media de trekking se hizo amena. Las amenazas y amagos del día anterior se cumplieron y me caí al lado (que no dentro) de un charco. Resbalé... Pasábamos por pueblecitos y campos de arroz. Todos saludaban al paso y cada niño que veíamos nos seguía y pedía dinero o dulces (mucho mal les han hecho los turistas que pasan por ahí). Lo mejor es ignorarlos y ellos solos se acaban cansando y se van corriendo y riéndose. Sólo recuerdo a una niña que se acercó corriendo y se puso a andar a nuestro lado. No dijo nada en absoluto, sólo nos acompañaba. No tendría más de 5-6 años. Muy maja. Parecía tímida. A esta fue a la única a la que le di algo, unos chicles que tenía por ahí. Tal vez se lo di porque no me lo pidió (otra vez, como el tibetano de ayer). Nos hicimos una foto con ella y nos abandonó cuando llegó a su casa. Como he dicho, todo fue bien hasta la mitad. Con las piernas ya cargadas del día anterior no apetecía andar más. Nos encontramos con una pareja de viejetes noruegos en dirección contraria y les preguntamos si quedaba mucho. Nos enseñaron su mapa y aconsejaron que tomáramos un atajo a través de la montaña, que llevaba directamente a la carretera. Viendo una salida fácil intentamos encontrar el camino. Pasamos un lago con un templo al lado (boniiito) y tomamos un sendero que subía hacia la montaña (mala idea, salirse del camino principal). Al principio parecía un buen camino, en la dirección correcta y en más o menos buenas condiciones. Pero luego empezó a desaparecer y se perdió en el bosque. En este punto deberíamos haber vuelto, pero decidimos seguir (muy mala idea). Al rato ya no había camino, sólo árboles y naturaleza. Entonces sí pensamos (algo tarde) que lo mejor era ir por terreno conocido. Bajamos por otro sendero que apareció milagrosamente. Nos condujo a un terreno cubierto por muchos campos de arroz en terraza. Es difícil andar por ellos. Al final encontramos una casa y nos dijeron por dónde bajar, pero yo estaba a punto de meterme en el arrozal y cruzarlo andando (estaba seco, sólo algo embarrado...). ¿Dónde estaba la mala idea? Bueno, primero, nos metimos por caminos que no conocíamos, pero se solucionó en más o menos media hora. Lo peor de todo es adentrarse en un bosque tropical en pleno monzón. Rebosa vida. Y entre toda esa vida destacan unos pequeños "gusanillos" que vimos que trepaban por nuestros zapatos. Habría unos diez en cada pie, en mi caso. Era bastante difícil librarse de ellos, porque se quedaban pegados por un extremo. Al final nos dimos cuenta de que los simpáticos gusanitos eran sanguijuelas. ¿Cómo? Bueno, que se quedaran mordiendo mi zapato era un tema, pero cuando una llegó a mi calcetín y empezó a engordar gracias a mi sangre ya me mosqueé. Menos mal que poco antes había echado repelente en mis tobillos y no subieron más. En cuanto pude me senté y me libré de todos, comprobando que no quedaba ni uno como 20 veces. La herida no dejaba de sangrar debido al anticoagulante de su saliva, pero un pañuelo hizo buen trabajo. Cuando ya estábamos en el camino principal me miraba las piernas cada dos por tres, con esa poco agradable sensación de que miles de bichos te recorren el cuerpo, mala experiencia, pero divertida vista en retrospectiva. Así pues, nos tocó andar lo que nos tocaba, nos pinta por intentar tomar el camino fácil. Aun así, necesitaba una ducha y un chequeo general. Sin embargo la cosa mejoró bastante. Poco tiempo después paramos en un pueblito (pueblito de dos o tres casas...) y Kylee entró al servicio de una casa. Allí un hombre se puso a hablar conmigo en buen inglés. Me preguntó por la procedencia, cuánto tiempo llevaba, esas cosas... Le debí caer bien, porque nos acabó invitando a tomar té con leche en la casa de al lado. Al principio creí que me cobraría por ello, pero dado que casi me obligó a aceptar su invitación no me quedó más remedio (de todas formas serían 5 o 10 rupias). Pero se portó. Cuando le dijimos que eramos voluntarios nos pidió consejo médico creyendo que teníamos idea. Había unos niños sentados al lado y una de ellas tenía lo que parecía una artritis severa, ya que sus dedos estaban deformados y no podía doblarlos bien. Una pena, pero no podíamos hacer nada. Si le dábamos alguna medicina nos arriesgábamos a hacerle más mal que bien. Al acabar el té nos despedimos y proseguimos, sólo quedaba media hora de viaje. El hombrecillo vino con nosotros, y se le fueron uniendo paisanos que chapurreaban una mezcla de español e italiano. Allí fuimos la panda, hasta que por fin vimos civilización (calle pavimentada). Yo estaba harto, y uno nos ofreció un taxi al hotel por 300 rupias ( no es mucho), pero cuando íbamos en busca del taxi, perdido a 500 metros, el bus pasó por delante y lo cogimos (la pela es la pela, eh? XP). Además no me arrepiento nada. Fue el mejor viaje en bus de mi vida. ¿Por qué? Porque nos tocó viajar en el techo. Ya lo había hecho en Kathmandú, pero no es el campo, con esas vistas y a esa velocidad. Ir a 100 km/h con el viento de cara y del modo en que conducen es un desafío para los sentidos. No me cansé de hacer fotos y vídeos. Me eché muchas risas. La gente se quedaba flipada al ver a dos occidentales sentados en el techo, no debe ser común. Me dio pena que se acabara, se estaba muy fresquito allí. Eran sólo las 12 cuando llegamos al hotel. Muy pronto, pero es que salimos a las 5. Y necesitaba realmente la ducha y el chequeo, además de curar en condiciones la herida todavía sangrante. Así, poco después fuimos a comer, y luego no mucho, que estábamos cansados. Tarde vagabundeando por las calles y puestos, también bonitos. Lo demás, a descansar, que ha sido un día duro, pero interesante... :P Fotos del día: Vista de las nubes desde el purto de Sarangkot, con el tridente de Shiva de un templo cercano a primera vista. Yo con el macizo del Annapurna de fondo. Cartelito informativo de las montañas xD. Otra vez el macizo del Annapurna. Montañas de la región de Kathmandú, al fondo, dirección Noreste-este. Joven madre llevando de una forma peculiar a su hijo majete. La niña tímida que nos acompañó un ratillo. Pueblecitos que nos íbamos encontrando, con bambú por todos lados. Campos de arroz en la ladera de la montaña, parece que aquí se acaba el mundo. Lago con un templito muy majo al lado, impresionante. Camino por el que no debeis ir si os lo encontrais, podría haber bishitos! Yo relajado en el techo de un autobús, que me lleven donde quieran. Vistas durante el viaje, mucha cascadita, mucho campo de arroz, mucha selva. Yo haciendo el gilipollas con el paisaje de fondo, a una velocidad de vértigo. Vestigios de la herida de la sanguijuela horas después de que me mordiera, todavía sangraba como al principio...

viernes, 24 de agosto de 2007

3/07/07 (2ª parte)



Pokhara


Era pronto, sobre las 10:30, cuando emprendimos el camino hacia la Stupa de la Paz
Mundial. Los mapas engañan. Ves el camino impreso, tan plano y recto que no te imaginas subir una montaña por un camino de piedras sinuoso, con todo el solazo de la mañana. Viendo el monte desde el lago Fewa no parece tanto, además hay bosquecillo frondoso, y te imaginas que el camino estará en la sombra. Pues no. Al menos el que tomamos.
El primer tramo es doloroso. Nada de sombra, brisa cada 100 metros y sol y calor del suelo unidas en una diabólica alianza. La última parte mejor, creo que porque ya llegábamos. Dos horas de subida, no está mal.

Llegando a la cima el camino se bifurcó en dos. Yo decidí explorar uno y Kylee fue por el otro, pues parecía que ambos iban al mismo sitio. cual fue mi sorpresa al encontrarme con un búfalo mirándome fijamente a 1-2 metros de mi cara. Con gesto amenazante bufaba, como buen búfalo. Yo no me movía, planeando mi próximo movimiento. Lentamente me deslicé por mi derecha y me puse a su mismo nivel... para ver cómo me rodeaban otros 5 bichos, más tres que se bañaban en una charca marrón. No hice movimientos bruscos. No parecían enfadados, pero sí listos para embestir si hacía algo que les molestase. Así pues anduve despacio hacia la pagoda que ya se veía a lo lejos. Eso sí, tuve que esquivar el cabezazo que uno me intentó dar al pasar a su lado... inquietante.

Poco más. Muchas escaleras, un ¿restaurante? derruido o a medio construir, alguna tienducha y la pagoda. La stupa se sitúa a 1100 metros, en una explanada en la cima de una montaña. Típica stupa circular con varios niveles y cuatro caras apuntando a los puntos cardinales. Fue construida por japoneses y varias placas lo aseguran. Al lado, un helipuerto, que si lo sé alquilo uno XD. Tiene unas vistas geniales de Pokhara y el lago. Fue una pena que estuviera nublado, pues tiene que ser (eso dicen, y se nota) un observatorio genial del macizo del Annapurna. A ver si mañana temprano puedo ir a Sarangkot y echo un vistazo cuando no haya nubes. Aun así, hice muchas fotos del paisaje (con lo que había costado subir no podía hacer otra cosa). Allí estuvimos un buen rato, descansando y admirando el paisaje, hasta que empezó a tronar y decidimos bajar antes de calarnos. Esta vez decidimos tomar el camino que baja hasta el lago, en el lado opuesto al que subimos. Es mil veces más bonito, sin duda.

Este sí se mete por el bosque tropical. Pequeños arroyos, cascadas, árboles en extrañas posturas cubiertos de musgo, raíces, bichos raros y grandes y sonido de selva. Los sonidos eran básicamente un ¿pájaro? que sonaba como un engranaje oxidado. Al principio creíamos que era es, hasta que nos topamos con l animalejo, o con su sonido, pues no lo logramos ver. Así pues, una bajada amena, donde casi me caigo repetidas veces por culpa del suelo mojado y resbaladizo.

Una vez en la orilla del lago tuvimos que alquilar un bote por un precio módico, pues la ciudad estaba al otro extremo. Teníamos remero, así que simplemente me relajé y disfruté de un bonito paseo por las tranquilas aguas del Phewa. Otra vez, sería genial poder ver el pico Machhapuchhre reflejado en estas aguas... quizás en otra ocasión. Lo que sí vimos fue el templo Barahi, situado en una islita. Pasamos a su lado, no bajamos, pero vimos todo lo que se puede ver en él.
Una vez en tierra recorrimos la calle de las tiendas y me compré una camiseta. Eran las 3, así que decidimos volver al hotel a descansar. Yo necesitaba una ducha (¿Cuántos litros habré sudado? Hasta la parte anterior de las manos me sudaban...) y relajar mis piernas, algo cargadas. Luego iremos a comer algo, y a ver si pregunto lo de alquilar una moto para mañana...
Tengo planeado subir al mirador de Sarangkot y tal vez ir a las cuevas del norte, a la de los murciélagos, sería más fácil con un medio de locomoción barato.


Fotos del día: Camino que sube al templo de la Paz mundial, y una vaca. Camino sin una puñetera sombra a eso de las 11 de la mañana, sin brisa de ningún tipo y con el calorcito del suelo. Búfalos revolcándose en una ciénaga, los que casi me atacan XD. Esta es la famosa World Peace Pagoda, que por cierto estaba en obras, cómo no. Vista de Pokhara desde la montaña de la Stupa, el paisaje era espectacular, incluso con el cielo nublado.
Este es el restaurante donde podías hacer un descanso durante la ascensión xDD, bueno, es coña, pero tiene su gracia :P. Camino de bajada, con más encanto, más sombra y más cascadas bonitas. Yo con un búfalo que me miraba indiferente, como un búfalo, observad lo sudado y sexy que estoy xD. Bote de remos en el que cruzamos el lago, con su remero, sus guiris y Kylee la kansina en primera plana. Isla donde está el templo Bahiri y un remo en medio. Esta foto tenía que ponerla xDD, quien se puede imaginar ver esto, fue toda una revelación XD.