Ecos de Kathmandú

Esto es un diario en retrospectiva, la historia de un mes de voluntariado en Nepal, una guía de pensamientos y vivencias que necesitan espacio para respirar agusto, demasiado pequeñas para una sola mente...

viernes, 31 de agosto de 2007

6/07/07



Río Tirsuli


Esta vez amanecí a las 6 o así. El bus salía a las 7, así que no tuve mucho tiempo para pensarlo. Recogí todo y al bus. Por el camino compré algo de comida, pero nada más.

3 horas después, sobre las 10:30 llegamosa nuestro destino, un casucho abandonado a medio camino entre Pokhara y Kathmandú. Allí esperaban los guías, con todo el material preparado. Aun así tuvimos que esperar a que llegara más gente de Kathmandú y Pokhara. Tardaron bastante y hasta una hora después no estábamos todos con el equipo puesto. Seríamos unos 18 o 20 personas. Unos 9 por balsa. Serían las 12 cuando nos empezaron a explicar las normas básicas de seguridad y las órdenes que nos iría dando el guía para decirnos cómo remar. Disponíamos del chaleco salvavidas, un casco y una pala de remo enorme.

El rafting es increíble. No me lo había pasado tan bien en mucho tiempo. Me tocó delante del todo, y claro, me tragué todas las olas que venían. Pero es genial. Hay veces que nos poníamos verticales, para luego caer en picado. El río estaba calmado por etapas, y lo mejor era cuando ibas tranquilo y veías a lo lejos cómo salía la espuma y cómo chocaban las olas. Entonces te preparabas para lo mejor. Realmente de lejos no parece tanto pero una vez dentro ves cómo de grandes son esas montañas de agua. Impresionante. Tengo que repetirlo.

El río Tirsuli nace en las montañas del Himalaya y va creciendo y uniéndose a otros para más abajo dar lugar al sagrado Ganges. De la corriente que tiene arrastra todo tipo de tierra y suciedad. Así acabé yo lleno de arena. Aun así no tragué agua, menos mal.

El primer tramo duró unas 2 horas y luego paramos en una playa para comer. La comida consistía en una manta sobre la que prepararon unos sandwitches, galletas, manteca de cacahuete (puaj), queso, ensalada, judias, plátanos, mermelada... Vamos, cosas de esas. Como un bufet del terror donde no sabes lo que te va a dar cagalera... y es que vimos cómo lo preparaban todo. No era agradable. Pero bueno, como he dicho muchas veces: En Nepal, no pienses, sólo traga, porque si no te mueres de hambre. Además si no te puedes perder muchas cosas ricas pero con aspecto pésimo.
Después del reto alimenticio lavamos los platos en el río (esto da que pensar, porque los anteriores harían lo mismo y nos estaríamos tragando la mierda del río) y volvimos a la aventura.

Esta vez la cosa mejoró. Más rápidos, más velocidad y dos personas que se cayeron en la otra balsa. La nuestra aguantó las sacudidas, y vaya sacudidas.
El paisaje era impresionante. El río discurre entre montañas enormes cubiertas de vegetación, bosque tropical. Miraras donde miraras podías distinguir una cascada, un riachuelo, un campo de arroz o gente paseando cabras. El guía nos dijo que habitaban tigres en esos montes, pero que no se dejan ver muy amenudo.

Fue una pena no llevar la cámara encima y no poder inmortalizar aquellas vistas. Me lo he pasado como un enano. A ver si poco a poco voy mejorando y puedo unirmea algún viaje en España. Pero todo lo bueno se acaba. A las 3 o 3:30 tuvimos que parar. Recogimos todo, yo me caí al río al bajar del bote (el río engaña, y parecía que la orilla tenía menos profundidad). Así, nos cambiamos de ropa y nos lavamos en una mangera que había por ahí.
Lo siguiente, esperar al autobus. Yo creía que la agencia lo había organizado todo y nos estarían esperando un bus. Pues no. Al parecer, lo que hacíamos era esperar a que un bus al azar fuera a Kathmandú y tuviera plazas. Entonces nos subíamos y ya.
Pero claro, hasta que pasó eso pasarían una hora y media, esperando en un casucho rodeado de cabras, gallinas y el incesante ruido de las bocinas de los coches, motos, camiones y buses que pasaban. Todo bajo el sol abrasador y sin sombra. Unos fueron a Chitwan, otros a Pokhara y unos 7 nos vinimos a Kathmandú.
Claro, saliendo a las 6:30, con más de 3 horas por delante, y un atasco imprevisto a la entrada de Kathmandú acabamos a las 10:30, en plena noche, andando por el centro. Ya he dicho alguna vez que no son horas. Y mi familia ya estaría sobando. Así que la mejor opción era quedarse a dormir en Thamel. No me hacía mucha gracia gastarme más pelas en hoteles, pero menos gracia me hacía despertar a la familia. Además tenía pensado venir a Thamel al día siguiente, y así me ahorraba el viaje de ida. Son cosas del destino, al final todo se arregla y acabas donde querías acabar. De todas formas estoy cansado. A ver si acabo pronto las compras y vuelvo al hogar con el amor de la familia XDDD. Hasta echo de menos el dal baat.


Fotos del día: Material del rafting esperando a sus usuarios. Guias que nos llevarían río abajo, al menos alguno de esos es guía. Yo con todo el equipamiento, con mis pintas y mis ganas de pasarlo bien XP. Balsas descansando al lado del río, en la que veis me monté yo. Cuando paramos para comer en la playita había un montón de niños bañándose y nos miraban curiosos. Aquí están los guías preparando la ¿apetecible? comida, como veis, todo un banquete. Yo con la balsa, el remo y todo calado después de la primera tanda. Aquí estaba esperando al autobús, con el calor y sin esperanza de que la espera acabara pronto. Caseto donde esperábamos, al lado de la carretera con cabras, gallinas, etc. Los "suertudos" que se fueron primero a Chitwan, claro, en el techo, todo hacinados, alguno arriesgando su vida casi sin apoyo en un viaje de más de 2 horas.

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