Ecos de Kathmandú

Esto es un diario en retrospectiva, la historia de un mes de voluntariado en Nepal, una guía de pensamientos y vivencias que necesitan espacio para respirar agusto, demasiado pequeñas para una sola mente...

jueves, 2 de agosto de 2007

24/06/07



Kathmandú (Thamel y Pepsicola)

Hoy he descubierto que prefiero viajar acompañado. Viajar solo te deja tiempo para ti, pero es demasiado tiempo, y te da para pensar demasiado. Además, está bien tener a alguien con quien hablar.

Mi primer día de trabajo ha sido algo decepcionante. Hemos llegado a la obra y no había mucho que hacer. Un tío tirando parte de una pared para colocar la puerta y 10 tíos mirando, entre ellos los 5 voluntarios que hemos ido. Así que, llegando a las 11, a las 12:45 ya nos íbamos, porque la cosa no iba a cambiar mucho. Esto reventó un poco mis planes, más bien mi ausencia de planes. Pero rápidamente planee una escapada solitaria por Thamel, el centro de Kathmandú.
A las 14:00 ya estaba de camino en el bus. Fue fácil (relativamente) llegar a Thamel desde Baneshwor, porque un señor me indicó el bus (esta vez el tuk-tuk). Allí no tienen carteles ni líneas, así que tienes que estar atento al nombre que dicen, a toda leche, así que no es fácil... Por otro lado, mi espalda me duele de tener que estar encogido en esos cacharros hechos para liliputienses.
Una vez en Thamel pasee por New Road y Durbar Square (todas ciudades tienen una Durbar square, donde están todos los templos y palacios, la mayoría, es la plaza mayor, para que nos entendamos). Esta vez la pude ver entera, incluido el gran relieve de Kal Bhairav.

Este Negro Bhairav (Kalo significa negro), muy admirado y reverenciado, tiene la piel oscura y lleva ornamentos rojos y amarillos, además de una tiara y guirnaldas de calavera. Sus ojos son saltones y sus colmillos salientes. Cada uno de los tres pares de brazos están armados con una espada, una cabeza cortada, un hacha, un escudo, todos ellos atribuidos a Shiva en su forma feroz. Bhairav aplasta con los pies un cadáver, símbolo de la ignorancia humana, y sostiene una calavera como cuenco ritual en el que los creyentes depositan las ofrendas.
La gente cree que el dios castiga a los que mientan delante de él causándoles la muerte instantánea por pérdida de sangre (sádico, a que si? XD). Muchas disputas se resuelven con el desafío "vete a decírselo a Kal Bhairav".

Pero Thamel se caracteriza más por sus tiendas y actividades, más que por sus monumentos. Es el centro turístico, donde todos te quieren sacar dinero o pedir algo. Está bien ir allí para descansar un poco de la vida de Nepal, pero yo no viviría allí. Thamel, aunque esté en medio de Kathmandú, no es Nepal.
Una pena que sobre las 3 empezara a llover mucho. Seguí andando alrededor, pero entre el calor, el bochorno y que no encontraba lo que quería (postales y souvenirs) decidí volver a comer algo a Baneshwor.

Cosa difícil, por otro lado. Si la ida fue fácil la vuelta, imposible. Tanto autobús, tanta gente vociferando destinos y yo preguntando por ahí a personas que probablemente no tenían ni idea... Así que al final me vine andando. Es un paseíto, pero tampoco tanto. Puede que 20-30 minutos. Y prefiero eso que pasar 10-15 minutos en un bus en el tráfico de Kathmandú. 10 céntimos no valen tanto como para eso.
Una vez en Baneshwor fue sencillo (terreno conocido). Fui a Baker Cafe. Había oído hablar de él a otros voluntarios, pero nunca había estado. Fue de lo más curioso, porque todos, todos los camareros y personal eran sordomudos. En las paredes había letreros que rogaban el uso del lenguaje de signos. Había un silencio absoluto salvo por pequeñas conversaciones en otras mesas.
Me gustó el sitio. No tuve que esforzarme por hablar nepalí, sólo señalé en la carta la opción de pizza mmm, empiezo a estar harto del dhaalbaat, jeje) y zumo de mango (no tenían de naranja). Tomar comida no picante es un desafío en este país.
Hoy descubrí que puedo sacar dinero con la tarjeta de débito. Es algo que no preparé demasiado en España, y que al parecer se ha resuelto solo. Ahora ya tengo más libertad económica, aunque ya veremos. Tengo planeado escaparme unos días a Pokhara, y tal vez haga el trekking de dos días a Nagarkot. No es la época más propicia, pero merece la pena intentarlo.

De vuelta a Pepsicola no hay mucho que contar. Revisé el correo, de ahí a "The Hut", cerveza Everest y a casa. Ahm, mañana me he apuntado a que me enseñen cánticos y meditación en un monasterio budista. Esto promete... ya contaré...

Fotos del día: Lo que era antes el palacio real. Relieve de Kal Bhairav. Templo gigantesco en un monte cercano. Vista general de Durbar Square de Kathmandú. Árbol Bodhi con una pequeña capilla a sus raíces. Caos conocido de Baneshwor y tranquilidad de la vaca reposando en la acera.

1 comentario:

Lucía Azanza García dijo...

Hola!
Hace días que no escribo, pero te sigo leyendo.
Viajar solo o viajar acompañado cada cosa tiene su ventaja y su desventaja...

Te he dejado un premio en mi blog..