Ecos de Kathmandú

Esto es un diario en retrospectiva, la historia de un mes de voluntariado en Nepal, una guía de pensamientos y vivencias que necesitan espacio para respirar agusto, demasiado pequeñas para una sola mente...

miércoles, 25 de julio de 2007

20/06/07



Kathmandú (Pasupatinath, Boudhanath y Patán)

Clases acabadas. Mi nepalés va mejorando. Ahora estoy en el bus marrón, parados al lado del templo-cutre de Shiva y su lingam (falo) de dos metros. No os extrañeis de la mala letra (esto lo digo por lo mal que escribo en el cuaderno XD). Ya me voy adaptando a esto. Reconozco calles y edificios, y conozco caminos. Ha sido difícil. Todo era muy nuevo y mis sentidos estaban saturados.

(Mejor caligrafía). Como decía hace 6 horas me voy adaptando. Ya no me asusta tanto meterme de lleno en el ajetreo de la urbe, incluso me gusta. Nuestra visita a Pasupatinath nos llevó, después de un bus y una furgoneta repleta de gente (ya contaré lo de los medios de transporte en Nepal) a un complejo de templos al lado del río. Es el centro hinduísta más grande de todo Nepal, y uno de los más importantes del mundo. No dejan a los occidentales meterse en el interior (una pena) pero puedes pasear por los alrededores y obtener una vista del conjunto. Pagodas gigantes, templos menores, gente purificándose en el río, todo mezclado con el olor del incienso y la carne de los cadáveres quemándose en la orilla. Es extraña la sensación de saber que estás inhalando un muerto, aunque sean sus cenizas. Huele a... bueno, diré que a partir de ahora miraré las barbacoas de otra forma (pegadme, pero en aquel momento me entró hambre... sí, horrible...).

A parte de esto, el ambiente que se respiraba era de pura paz (cualquier cosa es pacífica comparada con el caos del tráfico). Estuvimos sentados en una ladera con bancos y expléndidas vistas del conjunto, oyendo los cánticos de los gurus y viendo a la gente rezar y colocarse tika en la frente (un pigmento rojo que ponen en todo lo que es sagrado para ellos, además de para bendecirse). Los típicos peregrinos de larga barba y tocado naranja se sentaban en cualuqier esquina y murmuraban cánticos a Shiva o a su avatar Pasupati, el pastor de cabras que cuida de todos los animales.


Siempre me ha parecido un poco ridículo (cada uno tiene su opinión) que la gente se tatue la cara de Cristo en la espalda o así, no sé, cada cual tiene su forma de expresar su religiosidad. Cual sería mi sorpresa al ver hoy a un nepalés con Shiva tatuado en el hombro, con tridente, cobra, tambor y todo. Molaba, pero es igual de ridículo...
De ahí fuimos, esta vez en otra furgoneta más pequeña que la del Equipo A pero con más gente dentro (el Equipo A oriental tendría 10 miembros o así, cuanto espacio desaprovechado si no...), a Boudhanath, centro espiritual más importante del budismo mahayana, y la stupa más grande de todo Nepal. Me entró un escalofrío cuando vi los ojos de Buda por primera vez, penetrantes, serenos, infinitos (me encantan), con sus gruesas cejas, el tercer ojo, y la nariz con forma de "ek" (uno en nepalí), unidad. La boca no está, las palabras no son importantes, las orejas tampoco, los cánticos y oraciones tampoco lo son. Sólo el recto contemplar a los 4 puntos cardinales.

Un bosque de banderas de oraciones rodeaban el penacho de la supa dándole colorido al templo inspirado en un mandala (base redonda, cuadrado encima, luego otro piso circular, cuadrado encima y redondo otra vez... os haceis una idea). Lo primero que hice, por supuesto, fue hacer rodar las ruedas de oraciones y rodear el templo en el sentido de las agujas del reloj. Monjes tibetanos se sentaban o rodeaban el templo con gran devoción, algunos simplemente dormitaban en un asiento. Hay una gran comunidad de monjes tibetanos en la zona, digamos que el templo es "suyo" en el sentido de que es donde se reunen. Lo bueno de la temporada baja es que no hay casi turistas, y te puedes meter mejor en el ambiente. A lo lejos alguna trompeta entonaba cánticos budistas y otras voces la acompañaban. Es mágico. Las imágenes, las estatuas, las campanas, ruedas y banderas ondeando. Incluso la sencillez del templo sorprende. Lo malo de las visitas guiadas es que no puedes tomarte tu tiempo para verlo a tu ritmo. Pero para eso está mi percepción espacial y mi memoria para los caminos: Estoy seguro de que volveré. Para verlo mejor y para ir de compras, que vi muchos mandalas bonitos, así como campanas, cuencos tibetanos, ruedas, etc. El paraíso de un turista a precio nepalí y en temporada baja.
Al volver a Baneshwor comimos en un restaurante. Tallarines chinos (chowmien), por fin comida no picante y a buen precio. Me llamó la atención el momo, empanada de pasta con carne dentro. La más conocida es el Buff Momo, con carne y especias (carne de búfalo, claro). Pero al preguntar descubrí otra, Mutton Momo, que está hecho con carne buena, a saber qué le meten a la otra (en realidad, mutton significa cabra, como descubriría más tarde, y por supuesto, es mejor que la de búfalo, porque vamos... muy buena no es).
En este punto Sophie, la guía, hermana de Sujana, la otra hija de Sugandha, nos dejó comiendo porque no se encontraba bien. Debíamos volver a Pepsicola pronto, pero decidimos explorar por nuestra cuenta (más gratificante). Así, como Patán no estaba lejos de Baneshwor (o eso parecía) fuimos andando. Fue un trayecto de una media hora o 45 minutos. Agradable, con pequeños templos surgiendo en cada esquina y sin mucho tráfico pesado (alguna moto y bici había).
No tardamos en llegar a Durbar Square. Impresionante, mucho mejor que la de Kathmandú, más típica, más gente, menos turistas y más templos. Al parecer son más antiguos y los detalles de la decoración son increíbles.
Las fotos dirán más que yo. También vimos un templo por el camino, una pagoda de 4 pisos. Al principio creímos que era Durbar Square, pero al final sólo era un templo aislado. Yo no quería, pero al final entramos. No quería porque los hindús son bastante recelosos en cuanto a extranjeros en sus templos. En cuanto pusimos un pie en el recinto todas las miradas se posaron en nosotros. Yo me senté a mirar todo sin llamar (más) la atención. No me atrevía a haccer fotos, podrían considerarlo un insulto y no quería ver la reacción. Pero al final nada nos pasó, comentarios y miradas furtivas. Al rato, una comitiva funeraria pasó delante nuestro portando un cadáver (es lo que tienen los funerales) cubierto sólo con telas y un séquito de gente con incienso derás. Iban al río a quemarlo, por supuesto.
El templo de los mil budas (Templo Mahabuda), aunque está escondido detrás de una calleja, es precioso. Mil figuritas (o muchas, no se si habrá tantas como reza el nombre) esculpidas por toda su fachada, increíble, como un panal de abejas. Lo mejor de todo es que no había turistas (odio a esos entrometidos occidentales xDD) y podías vivir la ciudad en todo su explendor.
De aquí a Pepsicola, andando. No está lejos. Tardamos unos 45 minutos o una hora, nada que canse. Otro día hay que volver, hay mucho trabajo de bronce y puede ser interesante comprar algo.
Hoy a vuelto el otro inquilino, Christian, de Pokhara. Bueno porque me ha contado cositas y quiero escaparme 3 o más días a visitarlo. Ha traído whisky, que hemos bebido acompañado con Buff, que esta vez estaba seco (una especie de filete deshidratado que sabe a una mezcla de castaña pilonga con la parte más dura de un jamón, salado, duro y reseco... no está mal. Te pones a comerlo y son como las pipas XD).

Fotos del día: Yo y el templo principal de Shiva en Pasupatinath. Vista del complejo de Pasupatinath con cadáveres ardiendo al lado del río. Camino y vistas de Pasupatinath. Primera vista a Boudhanath, impresionante. Pico de Boudhanath y banderas de oración ondeando. Monasterio Tibetano al lado de la stupa. Plaza Durbar de Patán. Ganesha que encontré en un templo escondido. Vaca comiendo frente a un templo de la plaza Durbar. Templo de los mil budas o Mahaboudha. Video que muestra una visión general de Boudhanath.

3 comentarios:

alej dijo...

Parece que ya te estás haciendo todo un urbanita :p Ya puedes recorrer sin temor las calles más saturadas del mundo: El cairo, tokyo... jeje

¿Me pone otra pata de... ehm.. pollo era? Jeje, esta muy bueno... -_-

¿Qué sería de la sociedad sin la religión? Lo mismo hasta se hacían productivos o vete tu a saber... ¿No hay ateos por aquellos lares?

"...algunos simplemente dormitaban en un asiento" -> Se llama "meditar" :p

Increible todo. Por cierto, las ciudades así me recuerdan un montón a Ankh-Morpork... O:-)

Saludos

Lucía Azanza García dijo...

Por lo que cuentas hay más templos que casas...

Faeriel dijo...

Hay que ver estas ciudades para comprobar lo que cuento. Es una sensación estupenda caminar por ellas y dejarte impregnar por olores (unos exoticos, otros simplemente desagradables) y encontrarte templos en cada esquina. Hay muchos templos, pequeños altares en cada rincón, y religiosidad y espiritualidad por doquier.
Ateos habrá, pero no demasiados, es como viajar hacia atrás en el tiempo... sí, muy parecido a Ankh-Morpork (Mundodisco, para el profano :P).